Puri Canals, una brillante y feroz guerrera de las tierras y los mares, Doctora en Ciencias Biológicas, Presidenta de la Red Mediterránea de Áreas Marinas Protegidas (MedPAN). Se tituló como buceadora cuando apenas lo hacían las chicas. Quedó hipnotizada por un documental español sobre el océano en blanco y negro a los 6 años y consiguió finalmente conocer al cineasta en su 92 cumpleaños para agradecerle que impactara en su vida para siempre. ‘¡Mira que la has liado, ¿eh?’, le dijo. Vaya que sí.
«Respetar ese espacio regulador, el equilibrio de la Tierra, es lo único que le dará continuidad», afirma. Es también asesora en el Consejo Asesor para el Desarrollo Sostenible de la Generalitat de Cataluña (CADS) y doctora en Ciencias Biológicas -título que obtuvo viajando en tren 200 km ida y vuelta todos los días-. Una mente brillante con muchos logros, que tras haber aterrizado en la Cumbre de la Tierra 92 en Río, nunca más volvió a ver las cosas del mismo modo.
Una de las ponentes más inspiradoras y emotivas del I Seminario Global Ciencia, Naturaleza y Salud, esta increíble pionera de la conservación fue también vicepresidenta de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y en 2020 fue galardonada con el premio Creu de Sant Jordi.
El principio de todo, la Salud Mental
“La falta de salud mental que tenemos en nuestras sociedades es la principal causa de la pérdida de salud del planeta: este problema mental de percepción de disociación, de separación, es el punto que inicia todo nuestro comportamiento agresivo hacia otras personas, otras especies y hacia el planeta. El sentirse desconectado, el sentirse separado es ya una primera condición clara de enfermedad.
“Estamos educando para la competitividad competitiva, para excluir al otro, para ser mejor, para ser el primero, a veces para eliminarlo completamente, para destruirlo. El pensamiento competitivo es la base de las guerras y eso no se atreve a la gente a decirlo. Nos han dicho a todos ‘sé el primero de la promoción, el mejor’, ¿y para qué?
“Para aislarse y estar solo ahí, primero, ¿y qué? Hay que empezar a decirlo porque hay muchos jóvenes que no lo tienen de forma natural pero lo adquieren porque sino les dicen que van a ser unos fracasados. Hay que eliminar ese tipo de mensajes que dañan profundamente nuestra salud mental y condicionan la forma en la que nos vamos a relacionar el resto de nuestra vida.
“Esa incapacidad de ver la totalidad y hacer sólo fotos puntuales nos hace interpretar cosas que no son. Lo que hace a un ecosistema estable son todos sus lazos de cooperación, y es lo que la naturaleza nos enseña. Nos invita a estar ahí, y nosotros no: en vez de estar ahí cooperando vamos a machacar, a destruir, a dominar. Es que el reto es muy complejo porque la estructura que hay que cambiar es muy profunda. Observa la naturaleza: no todo va de leones cazando gacelas”.
Una sola suerte
“Yo creo que vengo ya conectada con la naturaleza. Tengo un recuerdo casi de bebé de estar en casa escuchando un ruiseñor. Son pájaros que cantan de noche. Viví en Tarragona, en un barrio obrero. Al final de la calle acababa el barrio y comenzaba el campo.
“Poco a poco ha ido desapareciendo esta biodiversidad que no es de parque nacional, pero que es con la que conviven más millones de personas en el mundo, que es la urbana. En la mayor parte de la ciudad, el suelo, que es la fuente de la vida, pues lo tenemos totalmente cubierto de asfalto y cemento y esto hace que haya menos plantas».
“Muchas veces por nuestro pensamiento limitante en cajitas, nos parece que lo que hacemos es lo único que existe y el resto no tiene nada que ver. Pero en realidad hay una sola suerte, igual que sólo hay una vida en el planeta y es la de todos los organismos que vivimos aquí.
“Recuerdo un reportaje de naturaleza que me marcó a los 6 años. Eso era el año ‘68, en blanco y negro, y al ver los peces por debajo, ver gente con los peces de repente buceando, el concepto de estar con los animales debajo del agua, era una cosa muy nueva. Eso me impresionó. Me acuerdo que miré y dije ‘cuando sea mayor yo iré ahí con los peces’ y bueno, es lo que estoy haciendo ahora».
“En 2016 descubrí quién lo había hecho y fui a darle las gracias. Yo siempre había pensado que era un reportaje de Jacques Cousteau, que siempre me han parecido impresionantes, y un buen día di con él. Era Eduard Admetlla, el primer buceador que hubo en España.
“Fuimos a su casa y me dijo que era él el de los programas de fondos tropicales, la primera emisión que se hizo en España. Le dije ‘yo vengo a darte las gracias porque me has marcado la vida’. Y me dijo ‘mira la que has liado».
La carrera en el tren y la mirada en zoom
“Decidí estudiar Ciencias Biológicas, aunque era un reto porque en mi ciudad no hay Facultad. Tampoco tenía los recursos para vivir en Barcelona, que está a cien kilómetros. Pero tenía un pequeño chollo familiar que era que mi padre trabajaba en el RENFER, en los ferrocarriles, y su familia teníamos los viajes gratis. Toda la carrera la hice en el tren, yendo y viniendo y trabajando.
“Iba a la Facultad, volvía y daba clases de gimnasia a niños para pagar mis estudios. La gente decía ‘no, no se puede hacer una carrera así’, pero yo decía ‘bueno, si mi padre trabaja ocho horas en un taller de ferrocarriles en Barcelona, puede ir y venir a casa y está vivo y feliz, no creo que vaya a ser más duro estudiar en la universidad.
“Siempre me ha gustado hacer zoom, tanto en fotografía como en la vida. Ver las cosas desde distintas distancias y ver cómo hay patrones que se repiten, mires a la escala que mires. Y eso es como creo que es la magia de la vida«.
“Sigo dando clases de Fisiología en la Facultad de Medicina pero trabajo más en el ámbito de la Ecología planetaria y social, pero es lo mismo: lo único que cambia son los nombres de las piezas, pero las relaciones que se establecen son relaciones que buscan lo mismo: la homeostasis, es decir, el equilibrio para que la vida se mantenga.
“Donde lo mires: en una célula, una persona, un animal o en un ecosistema y en el planeta. Lo interesante realmente es la conciencia de que ahí es donde se sitúa el espacio imprescindible si queremos mantener la calidad de este planeta para seguir viviendo aquí.
“Es el respeto a ese espacio de regulación, ese equilibrio, la única cosa que al final determina la continuidad o no. De hecho tenemos mucho más conocimiento científico de mil fracciones de todo ese cosmos hoy del que teníamos hace 10, 50 años, pero el planeta está peor, por lo tanto, la cosa no va solo de conocimiento científico ni de comprensión del mecanismo: va de respeto al mecanismo, que es lo que nos falta».
Fuera de la caja
“Siempre me ha llamado la atención esta forma de funcionar que tenemos, en cajitas. Cada uno vive en su micro mundo y nadie se conecta con el de al lado, y no se da cuenta de que está actuando en un espacio mucho más grande.
“Es cuando conectas tus conocimientos con los de otros que puedes aplicar o crear juntos cosas que ninguno podría haber hecho por sí solo. Así es que también tenemos a estos expertos galácticos, porque sí entienden de lo global, pero no son capaces de aterrizar eso que están debatiendo en la ONU en ningún lugar del planeta, y eso me parece horrible para tomar decisiones. Sobre todo porque acaban creando marcos de referencia política de obligado cumplimiento para todo el mundo”.
“Cuidado con el pensamiento hiper analítico porque está ignorando los flujos de información y de conexión. Y eso es un problema.
“Hay debates mediáticos que están ignorando las cosas más importantes que se deberían estar abordando para resolver el problema de cambio climático, que es mantener los ecosistemas del planeta y en particular el océano, que es el gran regulador del clima.
“Hay una cosa que nadie está diciendo y es que el carbono es la base de la vida, y nosotros somos básicamente carbono y agua, y la combinación de los dos se llama fotosíntesis. Es tan antigua como la vida en el planeta y es esa fotosíntesis la que transformó el planeta para hacerlo adecuado para toda la variedad de formas de vida que hoy conoce.
“Cuanto más carbono haya en las estructuras vivas menos carbono va a haber en la atmósfera. Eso es una cuenta súper simple. La gran contribución al cambio climático no es solo de combustibles fósiles: es la vida. La destrucción de los ecosistemas y la pérdida de biomasa. Y eso es en particular muy relevante: porque estamos por todos los rincones del planeta eliminando y reduciendo poblaciones de especies de todos los grupos taxonómicos».
Una Salud, Un Océano
“La salud no es la ausencia de enfermedad únicamente, es un estado de la vida que hace que sea una vida a tope, de calidad, de conexión, de expansión, de profundidad, y esto no es medible con la cantidad de virus, no es medible con grados de fiebre, no. Es algo mucho más profundo.
“Me interesa cómo avanzar en la difusión de este espacio de respeto, de conciencia, porque sin esta conciencia, el respeto no se puede poner por ley. Las leyes ayudan a frenar impactos pero si no conseguimos que haya esa comprensión de que somos parte de un todo que tiene que mantener esos equilibrio en estado óptimo, al final lo único que hacemos es retrasar la desgracia, pero seguimos yendo hacia el mismo destino.
“Aprendí a nadar muy mayor, porque mi madre tenía pánico al agua. Al final ya me puse a llorar y fuimos a clases de natación con mis hermanos. A los 19 años hice la formación de buceo, en una época en que las chicas no solían apuntarse a esos cursos. Aproveché uno organizado por el ayuntamiento que era muy barato. De 25 alumnos, éramos tres chicas.
“Una de las cosas que observaba es que los espacios costeros y marinos ni siquiera dentro del movimiento ecologista tenían un lugar prioritario. Los grandes abandonados. Los ecosistemas litorales eran dejados de lado. Este espacio es más olvidado y más frágil, porque ocupa muy poca superficie y es el que sufre más agresión. Donde tenemos más presión en nuestra sociedad hoy en día es en las zonas costeras precisamente».
“Me empecé a interesar mucho por el modelo francés de protección del espacio litoral, del Conservatoire du littoral, que es una una agencia pública que se dedica a comprar suelo litoral para protegerlo y esto lo llevan haciendo desde hace más de cuarenta años.
“El Océano es el gran postergado. Este pensamiento compartimentado es la gran desgracia del mundo y eso tiene que ver mucho con el fomento del análisis. Le damos un valor excesivo y está bien pero no hay que olvidar que cuando analizas compartimentas, y así también cortas conexiones».
Por un nuevo funcionamiento del sector económico
“Eso es lo que la gente aún no entiende. Nadie les está diciendo al ciudadano que si quieres eliminar CO2, lo que tienes que hacer es ayudar a la vida, y menos inventos. La fórmula ya existe en el planeta: se llama fotosíntesis. Déjate de tonterías y patentes.
“Uno escucha mucho cliché y lugares comunes. Es que al final va de respeto por la vida. Si metes al sector económico como parte de la solución -como se está haciendo con el comercio de emisiones-, con su forma de funcionar, que es el origen del problema, se cargan la solución.
«Estoy apoyando a las empresas que innovan sistemas, totalmente feliz de apoyar al sector privado pero con una perspectiva de negocio totalmente distinta».
«Se trata de poner de acuerdo a todo el mundo. Se tiene que cambiar el enfoque diciendo que el 100% del océano tiene derecho a la protección. Si usted quiere hacer una actividad, demuestre que no es destructiva. No soy yo el que tengo que demostrarle que el Océano tiene valor, porque el valor es intrínseco. Ni usted ni yo ni nadie estaría en el planeta sin el Océano.
«Entonces, ¿cómo se puede trabajar para resolver esto? Conectando con otros. Estoy haciendo esto en la Red Mediterránea, conectando otras redes que existen en otros mares del mundo, y mi objetivo ahora es crear una red mundial de redes, un espacio de conexión mundial entre redes de gestores de áreas marinas protegidas que permita esos intercambios en aspectos técnicos y científicos para el manejo y sobre todo generar conciencia de que tenemos un solo océano. No hay cinco océanos como nos habían enseñado”.
Ph: MedPan.org, Europarc, Fet a Tarragona, Fundación Biodiversidad, Earth Negotiations Bulletin IISD.