Ina Kalvanienė es una psicóloga clínica que jugaba en secreto en el bosque «prohibido» cerca del terreno de sus padres en una pequeña ciudad de Lituania. Como FTHub Guía de Baños de Bosque, fue convocada por el centro de salud local apoyado por el Ministerio de Salud Nacional para dirigir una serie de sesiones de baños de bosque para diferentes grupos de la comunidad. También ofrece a cada participante un Plan de Bienestar personalizado que revisa periódicamente entre cada paseo.
Ha visto cómo la gente rompe la resistencia y aprende que conectar con la naturaleza es una habilidad que debe entrenarse.
«Trabajo en el campo de la medicina y también en la educación. Tengo mi propio centro, el Centro de Bienestar Psicológico, que ofrece asesoramiento individual, trabajo en grupo, entrenamientos para aliviar el estrés a adultos – «Años increíbles»-, a adolescentes, y vamos a las escuelas ofreciendo trabajo en equipo. También tenemos campamentos de fin de semana de autoconfianza para mujeres. Los Baños de Bosque encajan perfectamente».
Baños de Bosque para la comunidad como política de salud pública
«De alguna manera, el destino vino a mí: vivo en una ciudad bastante pequeña. Nuestro centro de salud local, la Oficina de Salud Pública dependiente del Ayuntamiento del Distrito de Tauragė, ofrece diferentes servicios y me pidieron que pusiera en marcha este proyecto del Ministerio de Sanidad de Lituania, tenían requisitos estrictos. Me preguntaron si el baño en el bosque podía encajar en este plan y fue perfecto. Querían que fuera práctico y con base científica, y todo encajaba perfectamente. Estoy muy contenta con la formación del FTHub».
«Tenemos este gran proyecto de 10 grupos -ya empecé con 3-, que tienen dos sesiones de baños de bosque mensuales, y cada participante tiene también un Plan de Bienestar individual, que propongo según sus necesidades. Lo ponen en práctica y luego nos volvemos a reunir.
«Hago un plan con muchas opciones y ellos pueden elegir las que les gustan. También les envío correos electrónicos para saber cómo les va. Hay grupos comunitarios locales, grupos de oficinas y grupos de mujeres. Todo el que quiera puede unirse.
«Espero que encontremos más financiación para más adelante. Necesitamos esto. La gente está encantada. Hay médicos del grupo que dijeron ‘estábamos pensando que era algo atípico’, y después del paseo se sintieron tan relajados que dijeron ‘por supuesto que la naturaleza es la mejor medicina‘.
Conectar con la naturaleza, una habilidad que hay que entrenar
«A algunas mujeres les costaba mucho estar en el mismo sitio durante 30 minutos, y sorprendentemente o no, después de estar allí notaban cómo el tiempo pasaba rápidamente, pensaban mirar el móvil pero empezaban a escuchar los sonidos de la naturaleza.
«Una psicóloga de mi grupo dijo que es una habilidad que tuvo que desarrollar. Estaba orgullosa de que en 5 minutos de los 30 estaba absolutamente conectada, relajada, así que se entrenaba repitiendo y practicando. Todos en el grupo estuvieron de acuerdo en que lo entrenarían como una habilidad».
«Como guía de baños de bosque, me siento con más energía después del paseo, no soy terapeuta en el bosque, el bosque lo es. Sólo estoy guiando. Cuando estás con tu paciente, no eres protagonista pero tienes que estar ahí ‘trabajando’, pero en el baño de bosque sólo ves cómo ellos hacen terapia a través del bosque y que ellos encuentran por sí mismos la manera de curarse y relajarse».
El «peligroso» y sorprendente bosque
«Volví a encontrar la naturaleza hace 5 años, yendo con mi familia a nuestra cabaña en el bosque. Vi que era el mejor patio de juegos para nuestra hija. Fue un momento mágico cuando la vi asombrada, saltando junto al río, jugando al escondite, y me vino la misma emoción. Recordé que había sentido esto en mi infancia. Este fue el año en que me enamoré. Empezamos a ir todos los fines de semana y aquel era nuestro lugar secreto para huir de todo, estar con nuestros hijos y jugar libremente.
«De niña, había dos partes de mí: crecí en un edificio con muchos pisos y un patio sin naturaleza, pero mis padres tenían un terreno a unos kilómetros de la ciudad, pero su mentalidad era ir allí a trabajar».
«Si vas allí debes plantar y que tus vecinos vean tus hortalizas perfectamente cultivadas y tu jardín hermoso. No se relajaban en absoluto, estaban estresados todo el tiempo. Y me hacían trabajar. Debía recoger los tomates, regar las plantas, y ese estrés se quedaba en mí. No quería ir porque sólo los veía trabajar. Ahora, mi padre dice que para él era relajante».
«Pero al mismo tiempo, iba a jugar con mis amigos al bosque cercano. Íbamos al bosque de Oko, donde ahora guío los paseos de baños de bosque. Y ese era mi lado salvaje: una aventura en nuestro lugar secreto para jugar. Nuestros padres no lo sabían porque para ellos el bosque era un lugar peligroso y no había que ir allí. Incluso hoy en día me entienden, pero siguen preguntando de alguna manera: ‘¿Qué haces tres horas en el bosque?'»
Ph: Cortesía Ina Kalvanienė