Alex Gesse está forjado por el bosque y el mar mediterráneos -la tierra de Salvador Dalí late a lo largo de toda su carrera. Formador y mentor en Forest Therapy Hub, este niño explorador de laderas húmedas y navegante de barcos desde pequeño sigue formándose, creando lazos y abriendo horizontes.
Es el que viajó a la Patagonia para formar a los primeros Guías de Baños de Bosque y Profesionales de Terapia de Bosque de la historia de la región, y como allí a muchos otros países. El que define a FTHub por las diferencias como puntos de conexión entre las personas -«un equipo que habla 15 idiomas distintos«- y quien adhiere a la ciencia a pie de calle, que toma cuerpo en los más de 20 proyectos de implementación de Baños de Bosque y Terapia de Bosque que ha dirigido.
Eran sus primeras intervenciones en el bosque con jóvenes en riesgo de exclusión social y quedó marcado por un testimonio que le hizo pensar: «¿Son ellos los que no encajan en nuestra sociedad o somos los que no han diseñado una sociedad en la que encajen las personas?»
Está finalizando el grado de Sociología y cursando el graado de Psicología, se formó en dirección de empresas y tiene un postgrado en ADE por la IDEC-Universitat Pompeu Fabra y un E-MBA por la EAE Business School de Barcelona. También estudió Comunicación No Verbal y Liderazgo.
Alex se considera “alguien que se divierte” compartiendo conocimiento y aprendiendo de los demás. Su participación en el IV Congreso Internacional Los Bosques y su Potencial para la Salud, coorganizado por FTHub, es parte de su interés por “crear las redes necesarias para que se genere un movimiento de cambio social”.
El valor de las diferencias
“Un momento clave fue en una de mis primeras intervenciones con chicos en riesgo de exclusión, cuando uno que pertenecía a unas bandas me dijo ‘el bosque limpia mi alma y aleja los malos pensamientos’. Me quedé alucinando pensando: ¿son ellos los que no encajan en nuestra sociedad o somos los que no han diseñado una sociedad en la que encajen las personas?
“Como organización tenemos una visión particular, y es que somos un equipo con una diversidad de géneros, diferencias culturales representadas, un equipo que habla más de 15 idiomas diferentes, pero no nos fijamos en nuestras similitudes para encontrar puntos de conexión: nos fijamos en nuestras diferencias. Donde crecemos y lo que potenciamos es en esas diferencias culturales, de entornos, de paisajes.
“Creemos que eso es lo que nos hace enriquecer como personas. Pasa por un respeto brutal que aprendí desde pequeño pero luego también pasé mucho tiempo viajando y viviendo en otros países, aprovechando esas diferencias e incorporando cosas interesantes de las personas.
“Me gusta pensar que el carácter mediterráneo me ha impreso esa apertura cultural y el aprender de las diferencias y no de las similitudes. Se trata de ver las cosas con otro prisma, con otra óptica, desde otra perspectiva, para intentar cambiar las cosas. Las innovaciones vienen por lo que está en las periferias. La bombilla no fue inventada por los que hacían velas, como dijo Allan Savory”.
El niño de bosque y mar
“Uno de los primeros recuerdos que tengo son en el huerto con mi abuelo, un terreno pequeño en medio de las montañas, en un entorno boscoso al lado del mar. Me crié en Barcelona pero pasaba mucho tiempo en Emporda, una zona de Cataluña muy especial: se dice que allí las personas están influenciadas por el viento de la tramontana (turbulento, frío, del norte), uno de los vientos más temidos por los marineros. Mi padre era un gran apasionado del mar y desde muy pequeño he tenido mucho contacto con el mar y navego desde los 7 años.
“También iba mucho solo al bosque. Tengo muy frescos en la memoria esos grandes helechos en un bosque muy húmedo del lado norte de una montaña. Era especial, tenía mucha sombra. Me quedaba como a un kilómetro de la casa y ahí iba con mi bolsa y recolectaba aquello que encontrara en el suelo del bosque.
“No me considero un profesor ni un guía. Me considero alguien que se divierte -porque algo de lo que hemos perdido es la diversión y el humor-, compartiendo el conocimiento que tiene y que a la vez se divierte escuchando el conocimiento de los otros e integrando las cosas que creo pueden ser útiles en mi vida.
«Estamos formando gente muy preparada. Eso es por las dinámicas que genera la organización que permite que los alumnos también aporten conocimiento y se conviertan en constructores de lo que estamos creando».
Echar raíces
“En el Congreso (IV Congreso Internacional Los Bosques y su Potencial para la Salud) abordaremos varios temas, uno es el de la ciencia a pie de calle, aunque siguiendo la rigurosidad pero con el aprendizaje a pie de proyecto. También vamos a mostrar el Método que hemos desarrollado (Método FTHub), que busca integrar estos aspectos: nuestra micro relación con el entorno social y el ambiente y nuestra relación como especie a nivel macro, cómo desde esta visión holística de la salud abordamos problemas o aspectos cotidianos que preocupan a las personas.
“Así es que estamos colaborando y llevando a cabo investigaciones con universidades, y este propio Congreso, en colaboración con organismos gubernamentales, ONGs, etc.
“Nos involucramos en el Congreso por nuestro interés en generar un impacto social, y en expandir estas prácticas. En Cataluña hay una palabra que significa crear escuela, que significa echar raíces, que significa apoyar a las personas que se forman con nosotros. A veces magnificamos a los expertos y no se ve el lateral, y esta es una práctica muy nueva que tenemos que construir entre todos.
“Me interesa crear las redes necesarias para que se genere un movimiento de cambio social, que pasa por la propia relación de las personas a nivel individual y social con el entorno, para el bienestar de las personas y del planeta”.
El consenso, la academia y la ciencia a pie de calle
“Al estudiar Sociología y Psicología noté que muchos de los grandes problemas a los que nos referimos desde distintas disciplinas son problemas cotidianos que estamos magnificando. Los ponemos en una caja, les ponemos un nombre y los tratamos. Pero para mí lo que era importante era cómo poder bajar estos aspectos al día a día.
“En el contacto con la naturaleza que impulsa nuestro bienestar, buscamos técnicas sencillas para que la gente pueda gestionar su día a día, y que esas técnicas se apoyen en la recuperación, sobre todo sin vender ideas preexistentes. Hay una relación entre el individuo y la sociedad que, como decimos en nuestro Método, es líquida, y nos genera reflexiones que nos pueden hacer cambiar.
“Tenemos una visión de la ciencia muy particular que estamos aportando como organización y en esto estoy alineado con Allan Savory, que decía que entendemos la ciencia entendida por la academia. Es válida, la usamos y aplicamos pero nosotros entendemos la ciencia a pie de calle, la prueba a pie de calle, los proyectos piloto, y ganar todo ese conocimiento.
“Estamos captando ese conocimiento desarrollado en más de 20 proyectos piloto de Terapia de Bosque y Baños de Bosque en temas de salud mental, deficiencias intelectuales, soledad en adultos mayores, jóvenes en riesgo de exclusión, mujeres en situación de violencia de género, que nos dan los parámetros de lo que puede funcionar. Es uno de los pasos como sociedad que hemos de dar. Cómo llegar a consensos científicos en los que se han de incorporar todas las áreas”.