Daniela Silva-Rodríguez Bonazzi tiene miles de fotos de flores en su móvil y una dalia del jardín de Monet como fondo de pantalla. A los 23 años dirigía el Banco Mundial de Germoplasma de Papa in vitro, luego creó su propia empresa y después la dejó para convertirse en una de las embajadoras más destacadas de la Horticultura Terapéutica.
Licenciada en Biología y Ciencias Ambientales, el pedido de un amigo psicólogo para crear el invernadero de un centro de rehabilitación de adicciones la inspiró para siempre: fue a estudiar Terapia Hortícola a los Estados Unidos y a Canadá y creó los centros pioneros de Terapia Hortícola en el mundo hispano.
Daniela dará algunas de las Clases Magistrales para Guías y Profesionales de FTHub. Trabaja con niños institucionalizados, ha trabajado con adictos en rehabilitación, clientes corporativos, jóvenes y adultos. Y sigue diseñando jardines públicos y privados.
Por décadas sumergida laboriosa y placenteramente entre plantas y jardines, aulas y viajes académicos, defiende los tiempos y procesos de cada persona, la importancia del conocimiento del Terapeuta Hortícola para lidiar con casos de salud mental y física, y trabaja para que el cuerpo médico incorpore esta visión terapéutica de la persona como un todo.
“A los 8 años perdí a mi padre de un momento a otro y eso fue muy traumático. Nos fuimos a vivir a casa de mi abuela italiana, que tenía un jardín muy grande y sin saberlo me refugié en el jardín. Viéndolo en retrospectiva, lavar las plantas era una manera de lavar mi tristeza. Me volví la aprendiz de mi abuela, que tenía un jardín secreto con sus plantas especiales y me daba esa libretita con anotaciones porque cuando ella viajaba a Italia yo era la encargada de ese jardín.
“Terminé el colegio e hice la carrera de Biología en Ciencias Medioambientales en EE.UU. Al volver a Perú era responsable, a los 23 años, del Banco Mundial de Germoplasma de Papa in vitro, y al mismo tiempo empiezo mi Maestría en mejoramiento genético de plantas y en paralelo mi pasión de diseñar jardines. Toda mi vida he estado metida con las plantas.
“Gerencié mi empresa familiar por 23 años. En 2010 un psicólogo conocido abría un centro de rehabilitación de adicciones y me pidió que creara un vivero, un invernadero. Ahí descubro la Terapia Hortícola como carrera profesional y empecé a formarme en EEUU. Creé el programa de Terapia Hortícola en ese centro de rehabilitación y trabajé sobre todo con adolescentes. Fue un detonante: desde 2013 me dedico de lleno a difundirla: fundé la Asociación Peruana de Horticultura Terapéutica y Social y el Instituto de Horticultura Terapéutica y Social”.
Cómo opera la Terapia Hortícola en la transformación de las personas
“El caso que más recuerdo es el de un joven economista internado por depresión crónica. El primer día no hacía contacto visual y respondía levantando los hombros. Al cabo de 3 semanas, empezó a transformarse: levantó la cara, hacía contacto visual, me preguntaba sobre plantas y venía muy entusiasmado. Se convirtió en mi ayudante en mis proyectos de paisajismo y se fue a vivir a Toronto y creó una empresa de plantas. Es mi mayor orgullo».
“Ver esa transformación fue un empuje para renunciar a un sueldo fijo y hasta el día de hoy mi trabajo gran parte es pro bono, de difusión de la Terapia Hortícola en América latina. Mis ingresos vienen de la formación en Terapia Hortícola, el programa es el más completo en español.
“Si bien las plantas son la herramienta principal en la Terapia Hortícola, las cualidades del terapeuta son fundamentales: la empatía, respetar los tiempos de cada ser humano. Me gusta empezar las sesiones con aromaterapia. El sentido del olfato tiene una relación directa con la parte límbica del cerebro y calma. Le estás mandando un mensaje bien poderoso a la persona: le estás diciendo ‘estoy aquí y respeto lo que tu sientes y respeto tus tiempos, pero quiero hacerte sentir bien; no sé lo que has vivido, siento mucho por lo que has pasado, pero estoy aquí para hacerte ver que hay otras cosas que te hacen sentir bien y ayudan a estar mejor’.
“Hay mucha gente que confunde y cree que para la Terapia Hortícola basta con saber de plantas, de jardinería o de horticultura y salen a trabajar y se encuentran con problemas de salud mental. ¿Cómo los manejas? Es muy delicado. En la Terapia Hortícola tienes una caja de herramientas con mucha variedad, una son las plantas, nuestras cualidades, dinámicas terapéuticas que hay que conocer. El terapeuta termina siendo un profesional muy bien capacitado si te informas bien de todo eso.
Las maravillosas herramientas
“Trabajamos el área física, pues puedes ayudar a personas parapléjicas, aun con sus limitaciones porque si hay trauma cerebral el proceso es muy lento. Podemos trabajar el funcionamiento cognitivo de las personas por ejemplo con trastornos del desarrollo, autismo, retardo, síndrome de down a regular sus emociones, adquirir habilidades blandas para la vida».
“Puedes crear programas con un enfoque social, con huertos comunitarios que ayudan a comunidades de personas desfavorecidas, en riesgo o refugiados a tener un sentido de pertenencia y de comunidad, y a reducir la violencia”.
“Y también todo el aspecto emocional. Mi trabajo principal ahora es con niños institucionalizados. La Terapia Hortícola ha sido muy útil para la regulación emocional de los niños. Los niños privados de la libertad tienen rabia, tristeza, conductas demandantes, un déficit de atención enorme, y a través de la Terapia Hortícola hemos logrado regular todo eso.
“Creo que el knowhow del terapeuta hortícola es determinar qué metas priorizar y trabajar con cada persona y luego qué actividades de jardinería van a servir para abordar esa meta, porque no todas las actividades las puedes ofrecer a cualquier persona».
Baños de Bosque y Terapia Hortícola, naturaleza macro y micro
“La Terapia Hortícola tiene muchas similitudes con los Baños de Bosque. Suelo decir que la terapia de bosque es la experiencia macro, la terapia macro, porque estás en la naturaleza. Y la Terapia Hortícola es esa experiencia de la naturaleza llevada al micro. Tienen en común la estimulación sensorial, cómo la llevo a nivel micro».
“La otra similitud es apreciar el silencio, los sonidos de la naturaleza. La gente suele olvidar que nuestro cerebro se desarrolló en la naturaleza entonces está acostumbrado, diseñado para encontrar sosiego en la naturaleza.
“¿En qué momento de tu día agitado le dedicas a restaurar esa atención? Eso queremos difundir en Terapia Hortícola como en baños de bosque, enseñar a la gente a reconectar aunque sea 5 minutos al día”.
“Lo que más me interesa es difundir la importancia de ayudar a las personas a conectar con la naturaleza y que sobre todo el cuerpo médico la reconozca. Ellos se enfocan en la enfermedad de la persona, no en el ser humano como un todo. Es muy importante que valoren el trabajo del baño de bosque y la Terapia Hortícola porque somos aliados de los profesionales de la salud.
“Si un médico tuviera una alianza con un terapeuta hortícola y su paciente recibe 15 minutos de Terapia Hortícola antes de un tratamiento médico, qué diferente sería para la persona. Tenemos que trabajar de la mano y hacer un bloque sólido de gente que difunde estos beneficios obviamente con evidencia científica. El mundo está muy roto, la gente está muy sola, Tiene que haber un cambio, una vuelta a reconectarse con la naturaleza. Yo lo veo así hace mucho tiempo”.
Fotos: Gentileza Daniela Silva-Rodríguez Bonazzi