Fernando Cesar de Souza

La transformación a través de los Baños de Bosque y la Medicina Integrativa: un proceso para «reequilibrar los sistemas internos»

Fernando Cesar de Souza rompió prejuicios. Fue el primer no médico en graduarse en un Postgrado de estudios avanzados en Salud y Bienestar Integrativo. Doctor en Educación por la Universidad Católica de São Paulo, es Profesor y coordinador de Estudios de Postgrado en Medicina Integrativa y Bienestar del Instituto de Enseñanza del Hospital Israelita Albert Einstein y FTHub Profesional de Terapia de Bosque.

Guía paseos e intervenciones para profesionales en general y para médicos y estudiantes avanzados de Medicina. Es maestro de escuela pública desde los 19 años y hoy, el niño que despertaba al amanecer solo para treparse al techo de su casa y ver la bruma del alba está feliz de haber descubierto en los baños de bosque esa enorme herramienta de “autocompasión”, un proceso para “reequilibrar los sistemas internos”. 

Fernando será orador en el IV Seminario Iberoamericano Naturaleza, Salud y Bienestar.

Mi ciudad de niño es muy pequeñita. Siempre observaba la naturaleza. Recuerdo una vez en especial, me desperté a las seis de la mañana y subí al tejado de la casa. Noté la niebla de la mañana, el rocío de la mañana. Fue un momento en el que me sentí completamente conectado. Fue un momento en el que sentí una gran presencia. Desde que era niño, mi contacto con la naturaleza ha sido muy directo, con los pies en la tierra, en el barro. Esa es mi primera memoria, esa sensación de rocío de la mañana, en ese amanecer desde el tejado de mi casa en Bom Jesus dos Perdões, cerca de Atibaia, una región montañosa muy hermosa, con mucha agua, muchas cascadas y muchos árboles.

«Después me mudé a una ciudad más grande y luego perdí el contacto directo con la naturaleza. Comencé a trabajar mucho y luego me fui a São Paulo, donde todavía trabajo hoy. Mi cambio de enfoque de investigación, esa mirada diferente, vino durante mi doctorado en la Universidad Católica de São Paulo. Conecté la educación con la salud. Mi tesis doctoral se centró en por qué la escuela no puede ser un espacio de cuidado personal y cuidado del otro, por qué los hospitales no pueden ser lugares de aprendizaje y crecimiento en comunidad. 

«Entonces, me acerqué a la medicina integrativa. Tomé un curso de medicina integrativa en el Hospital Israelita Albert Einstein y fui el único no médico en mi clase. En ese sentido, rompí muchos prejuicios. Desde entonces, he estado trabajando en la intersección de la educación y la salud».

«Empecé a dar clases a los 19 años en escuelas públicas. Siempre fui profesor de escuela pública. Más tarde, estudié Administración de Empresas y luego obtuve una Maestría en Educación y un Doctorado en Educación, específicamente en el currículo escolar. Fue todo una secuencia.

«Durante el doctorado, mi investigación se centró en por qué las escuelas no pueden ser lugares de cuidado y autocuidado, y por qué los hospitales no pueden ser lugares de aprendizaje y crecimiento comunitario. Y ese objeto de estudio me aproximó a la educación en el área de la Salud. Y me acerqué a la medicina integrativa y estudié en el Hospital Einstein.

«Me interesé en terapia de bosque, en una de esas escuelas conocí a Alex (Gesse, formador y Director Ejecutivo de FTHub) y ahí entendí que podía ligar las cosas, traer a aquel Fernando que se levantaba al amanecer para ver la naturaleza. Ya sentía una necesidad muy grande de trabajar con esos aspectos incluso en las grandes ciudades, con las personas que viven allí. 

«Ya trabajaba hacía cuatro años en el concepto de ciudades educadoras, un documento que se trae de España que trata a la ciudad como un espacio entero de aprendizaje. No importa si aprendes en la escuela, pero que lo puedas hacer en la ciudad entera. Los Baños de Bosque vinieron exactamente a enganchar con lo que deseaba continuar». 

INVESTIGACIÓN Y REEQUILIBRIO

«Soy investigador en un grupo de Investigación en Educación, Enfermería y Cuidados de la Universidad Federal de Río de Janeiro. Y actualmente estoy trabajando en un programa de 6 semanas donde ofrezco a médicos y a estudiantes avanzados de Medicina paseos de Baños de Bosque y actividades en espacios verdes. 

«La idea es ayudarles a reducir el estrés y reconectar con la naturaleza para que, a su vez, puedan recomendar y guiar a otros en experiencias similares. Los médicos son además profesores, y los alumnos están en su último semestre de la formación médica, ya atendiendo a los pacientes. Hay un estrés, un burn out que quiero entender para ayudarlos a manejar los contactos con diversas violencias dentro de los hospitales, situaciones de riesgo social de la población vulnerable que atienden.  Y que ellos puedan hacer ellos Baños de Bosque y orientar a las personas a estar más tiempo de manera consciente en la naturaleza. 

«Para mí, el Baño de Bosque es un proceso de reequilibrio. Es reequilibrar los sistemas internos, ante la grandeza de la naturaleza. Es un momento pequeño, de una intervención pequeña, pero la reconexión con lo que ya tenemos que son los procesos de autocuidado, y de concientización ambiental, son mucho mayores que con las políticas públicas. Es una pertenencia que se genera en un proceso. Es una intervención para reconectar a las personas con procesos de autocuidado y autocuración».

AUTOCOMPASIÓN

«Lo percibí en mí y luego en los otros, una actitud de autocompasión. Menos ‘cobranza’ de aquello que no puedo hacer en este momento. Es esta sensación de autocompasión muy grande, de parar y pensar, menos severo con uno mismo. Eso fue un cambio brutal, muy grande para mí. 

«Entre las personas hay algunas escenas muy interesantes, de una participante que en un momento de compartir con un instrumento antiguo de Brasil, donde cada uno componía su música, ella comenzó a llorar, y me dijo que su hermano se había muerto hacía una semana y que recién en ese momento se sentía bien. Sentada encima de una raíz inmensa de un árbol, sintió que su hermano estaba bien, que estaba todo bien. Ya estaba en calma. Ella entregó ahí todas las sensaciones, vivió un proceso de luto bien diferente, con sentido de presencia muy fuerte. Como si la naturaleza hubiera limpiado el dolor, con muy pocas palabras, pero mucho amor. 

«Y recuerdo la expresión de una participante muy rígida, severa, y con el paso del Baño de Bosque se fue calmando, se quitó los zapatos, comenzó a caminar descalza, y al final del paseo estaba completamente distinta, su expresión facial, sus gestos, una levedad, una liviandad incluso muscular». 

 

Ph: Cortesía Fernando César de Souza

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